Sacerdote de Lima acusado pide laicización; el Cardenal Castillo responde a críticas

Jul 14, 2025 - 04:00
Sacerdote de Lima acusado pide laicización; el Cardenal Castillo responde a críticas

Un sacerdote de Lima acusado de conducta sexual inapropiada solicitó la laicización la semana pasada, después de que The Pillar reportara sobre acusaciones de que la arquidiócesis de Lima había cometido irregularidades investigando las denuncias en su contra, lo que, según algunos, equivale a un encubrimiento de un sacerdote cercano al cardenal Carlos Castillo de Lima.

Cardinal Carlos Castillo. Credit: Romanuspontifex/wikimedia. CC BY SA 3.0

Y aunque Castillo ha sido objeto de críticas en las últimas semanas por su liderazgo en la arquidiócesis, el cardenal respondió la semana pasada diciendo a los católicos que cuenta con la confianza del papa León XIV y espera permanecer en el cargo durante cinco años más a pesar de ya haber cumplido 75 años.

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The Pillar dio la noticia el mes pasado de que la Arquidiócesis de Lima había sido acusada de irregularidades en la investigación contra el padre Nilton Zárate Rengifo, acusado de acosar a una religiosa, solicitar favores sexuales en el contexto de la confesión e intentar absolver a un cómplice de un pecado sexual, pero que no había sido sometido a un proceso canónico formal.

Tras conocerse las acusaciones contra Zárate, el sacerdote envió una carta a Castillo solicitando formalmente su reducción al estado laical.

Antes de la solicitud, Zárate era vicario en una parroquia y enseñaba en la facultad de teología de la Arquidiócesis de Lima. Aunque, según fuentes, había considerado la laicización en medio de las acusaciones en su contra, no solicitó abandonar el estado clerical hasta la reciente información de The Pillar sobre el tema.

«Hace unos días, tras el reportaje [de The Pillar], envió una carta formal al cardenal solicitando su laicización, confirmó una fuente.

The Pillar obtuvo una declaración jurada de 2024 firmada por una monja contemplativa que alega que Zárate la acosó sexualmente y la manipuló en el marco de una relación de dirección espiritual y confesión que comenzó en 2018.

Las acusaciones parecen incluir potencialmente el delito canónico de intentar absolver a un cómplice de un pecado contra el sexto mandamiento, un delito reservado en el derecho canónico al Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF).

Esas acusaciones fueron investigadas brevemente por el vicario judicial de la arquidiócesis, pero nunca se llevó a cabo un proceso canónico formal.

The Pillar obtuvo una carta enviada al cardenal Castillo en la que el canonista de la monja se quejó de que el caso fue investigado como un caso de abuso sexual, pero que Zárate no fue investigado por los delicta graviora —delitos canónicos graves— de absolver a un cómplice en un pecado sexual y de hacer solicitudes sexuales con motivo de la confesión.

La monja denunció en su declaración jurada que Zárate se volvió cada vez más íntimo con ella, hasta el punto de solicitarle favores sexuales, además de controlar su vida cotidiana.

«En privado o por teléfono, me llamaba «mi niña» en lugar de hermana... Me agarraba de las manos durante la dirección espiritual o la confesión”».

«En noviembre de 2019, me fui unos días de viaje con la intención de no saber más de él, pero me dijo que le llamara todos los días para contarle cómo estaba. En marzo, tuvimos nuestros ejercicios espirituales anuales... y no dejó de llamarme, dos o tres veces al día, incluso al amanecer o por la noche», alega el testimonio.

La hermana afirmó que el sacerdote se volvió cada vez más controlador y le hizo peticiones sexuales explícitas, incluyendo pedirle fotos íntimas.

En un incidente, Zárate le dijo a la monja que se estaba masturbando durante una llamada telefónica y le pidió a la monja que hiciera lo mismo.

Según la declaración jurada, el sacerdote le exigió que mantuviera su relación en secreto, le dijo que no se confesara con otros sacerdotes e insistió en tener contacto físico antes de concederle la absolución.

«Una vez me pidió darme un abrazo antes de la absolución…. Siempre me dijo que era mejor que no supieran «lo de nosotros» cuando le decía que quería conversar con otro sacerdote».

Según el testimonio de la hermana, finalmente reveló la situación a otro sacerdote y presentó una denuncia formal ante la arquidiócesis, que envió al vicario judicial, el padre Jorge Andrés López Vignand, y a un sacerdote, el padre Edwin Limas, para investigar la situación en agosto de 2020.

The Pillar también obtuvo una declaración escrita de un clérigo de alto rango que presenció la investigación de la arquidiócesis. Ese sacerdote dijo que el interrogatorio se llevó a cabo «de forma irrespetuosa, impositiva y carente de la más mínima sensibilidad humana».

«El trato del P. López hacia la hermana resultó despectivo y autoritario. A lo largo del interrogatorio el P. López torció, cambiando tendenciosamente, las declaraciones de la hermana y dictó al secretario [el P. Limas] palabras y frases que eran de su propia cosecha y no se condecían con las afirmaciones verbales vertidas por la hermana», dice la declaración.

El sacerdote también afirmó que la monja fue obligada a firmar una declaración sobre el asunto a pesar de que no reflejaba sus propias palabras.

El canonista defensor denunció en una carta enviada al DDF, obtenida por The Pillar, que el sacerdote acusado, el padre Zárate, estaba siendo protegido por su amistad con el cardenal Castillo.

«La hermana mostró serias dudas de firmar los documentos en los que no sentía que se habían recogido de forma fidedigna sus declaraciones» y porque se sentía incómoda contradiciendo la autoridad de los investigadores del arzobispo, explica la declaración del clérigo que atestiguó el interrogatorio.

«Tuve la certeza de que se estaba configurando a todas luces un encubrimiento del sacerdote denunciado además de una revictimización al no prestar crédito a las declaraciones de la hermana».

Después de ser entrevistada por los investigadores de la arquidiócesis, la monja afirmó que nunca más fue contactada por los investigadores y que no recibió ninguna notificación formal sobre el resultado del caso. En cambio, dijo que en noviembre de 2023 su abadesa le comunicó de manera informal, transmitiéndole un mensaje del obispo auxiliar Juan José Salaverry, que el caso había sido cerrado.

El abogado canónico de la monja se quejó en una carta enviada al DDF de que el caso se investigó como un caso de abuso sexual, pero que no se investigó al sacerdote por graviora delicta —delitos canónicos graves— de intentar absolver a un cómplice en un pecado sexual y de realizar insinuaciones sexuales con motivo de la confesión.

Fuentes diocesanas de alto rango dijeron a The Pillar que la disfunción en la investigación de los casos de abuso ha llevado a Castillo a despedir numerosos jueces y empleados de la vicaría judicial de Lima, entre ellos el padre Edwin Limas, que actuó como notario en el interrogatorio de la hermana durante la breve investigación canónica contra Zárate.

«Castillo destituyó a la mayoría de los jueces nombrados por su predecesor, deteniendo muchas investigaciones, y hace un par de meses sacó al vicario judicial, el padre Jorge López. Nombró a uno de sus obispos auxiliares, Mons. Salaverry, que renunció hace dos semanas», un sacerdote de Lima dijo a The Pillar.

«El padre López ya tenía 82 años, pero en la arquidiócesis se tiene la sensación de que se tomaba su trabajo demasiado en serio para el gusto del cardenal», declaró otro sacerdote a The Pillar.

Tras cambiar dos vicarios judiciales en dos meses, el cardenal Castillo cerró la vicaría judicial durante un mes antes de nombrar a otro canonista para el cargo.


Después de que The Pillar informara sobre varias irregularidades en la Arquidiócesis de Lima en la investigación de denuncias de abusos, irregularidades financieras en escuelas diocesanas y una supuesta persecución a sacerdotes teológicamente conservadores, el cardenal Castillo dijo en una homilía del 4 de julio que recibió «del Papa la ratificación como arzobispo de Lima, hasta los 5 años por lo menos, hasta los 80».

El cardenal también se defendió de las supuestas irregularidades en la asociación local de colegios católicos, conocida por sus siglas AIEC.

«Siempre hay un grupo de aguafiestas, los fariseos... Estos días hemos tenido muchos chismes y mentiras, estamos acostumbrados a que la gente crea los chismes y las mentiras, y también en la AIEC…

Lo importante es cómo vamos en el camino del señor, pero esos aguafiestas enredan las cosas cuando las cosas son muy simples, tanto en la Iglesia de Lima como en la AIEC… Siempre hemos estado atentos a las críticas y muchas veces hemos [hecho] autocrítica... y estamos dispuesto a autocriticarnos y corrigiéndonos (sic)», afirmó en la homilía.

Castillo insinuó que su predecesor, el cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, era responsable de irregularidades financieras, aunque varias fuentes locales dijeron a The Pillar que Castillo ordenó una auditoría de las cuentas diocesanas cuando llegó como arzobispo en 2019, que no descubrió mayores irregularidades.

Aun así, el cardenal insistió en que había sido objeto de una campaña de desprestigio.

«Los fariseos siempre se quieren a meter a distorsionar porque es verdad que hay corregir nuestros errores y porque aún [hay] muchas cosas que corregir… y de hecho ya el Vaticano tiene las primeras cuentas que hemos encontrado y el esclarecimiento», afirmó.

«Aquí no se hace eso y los trapitos sucios no se guardan, los tomamos en cuenta e informamos, en su momento el Señor hará justicia, ya veremos cuando», añadió.

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